sábado, 1 de febrero de 2014

QUEJIGALES - CERRO CUEVAS - 01.02.2014


Cuatro, cuatro Falsos Llanos, cuatro verdaderos Falsos Llanos, cuatro verdaderos Falsos Llanos Extremos, no eran las 10:00 horas, cuando mochilas a la espalda, salían  de Quejigales en dirección a la cañada del Cuerno, para que en su mitad nos dirigiéramos a la cañada de Enmedio, con una continua y suave llovizna y un viento cada vez más fuerte, que nos castigaba la cara, las manos y lo poco que se podía llevar al descubierto en un día como hoy, que aunque esperábamos nos fuera a respetar, pues todo lo contrario, nos ha castigado, nos ha maltratado, nos ha mojado, mejor dicho nos ha calado hasta la ropa interior y todos los útiles que llevábamos, no nos ha dado tregua ni siquiera para comer y ni nuestras flamantes boreales nos han protegido de una fina lluvia continua y caladora que se filtraba y resbalaba por la capa, iba a parar a los pantalones o polainas y de ahí al interior de las botas, perneras, calzones, mochilas y hasta los chaquetones con membrana o bien por simpatía o por el efecto de nuestra propia transpiración, el hecho es que después de cinco horas y media de marcha forzada, todo, absolutamente todo, hasta el alma si es que estos Falsos Llanos la tienen, estaba calada…
Bien, y además,  pues felices y contentos íbamos el Patxi, el Antonio, el Miguel y el que escribe, subiendo sin parar y a muy buen ritmo, por un trocito de senda que aún no habíamos pisado, pocos metros, pero aún vírgenes para estas botas extremas, contentos sí, pero con la mosca detrás de la oreja, pues aunque sabíamos que el día era de lluvia y que habíamos anulado la convocatoria ordinaria de Falsos Llanos, teníamos la premonición de que hoy nos iba a nevar en una de nuestras sierras preferidas, la Sierra de las Nieves, en la serranía de ronda (Málaga), así que parriba por la cañada del Cuerno en principio, para poco después desviarnos hacia la cañada de Enmedio, dar con la senda que viene de la cañada de las Ánimas y caernos en el pozo de nieve, que ni nieve ni ná, agua y llovizna helada es lo que tocaba hoy.
Aún teníamos esperanzas para el día, así que entre algún neverito y otro tomar la senda clásica en dirección al Torrecilla y sin parar de llover y hacer viento pues que a ver si localizamos la cueva del Oso en el cerro del Oso, tal y como indica el mapa, y así motivados a ver si de camino se animaba y comenzaba la nevada tan ansiada, pues nada de nada, el cielo se esclarecía en lugar de ponerse gris plomo y eso sí, venga agüita, venga ventolera helada que hasta la cara nos quemaba, parajes idílicos iban pasando debajo de nuestras ya caladas botas sin que pudiésemos siquiera fotografiarlos, pegar un vistazo al monte, eso es un decir, puesto que lo que realmente hicimos fue luchar y resistir una fortísima ventolera helada en nuestras caras, guantes empapados y que vámonos ya que la maldita cueva ésta seguro que ni siquiera está en este monte, como suelen ser las jugarretas que hacen los mapitas del IGN normalmente. Ya por la noche, relajado y calentito en casa localicé en efecto una ruta que lleva a la cueva del Oso y por supuesto que no está en el monte con dicho nombre sino algo más allá. Ya la localizaremos en otra ocasión.


Mientras tanto faldeamos otro monte hasta dar de nuevo con el camino clásico del Torrecilla, llegar hasta el Pilar de Tolox, refugiarnos en uno de sus preciosos abrigos, quitarnos las capas chorreantes, sacar algo de comer y beber, empezar a quedarnos entumecidos de frío, decidir no subir al Torrecilla, lo único sensato en todo el día y regresar buscando un caminillo que llevaba en reserva por si había que volver rápido. Encontrar muy pronto dicha sendita, llegar a una preciosa dolina y enlazar con el sendero de la antena de las Nieves. Comenzar a bajar la cañada del Cuerno, mojados a esta altura tanto por fuera como por dentro, bajar y bajar como posesos, alguna fotillo con el Migué marineando en algún tronco, poner cara de felicidad ya que estábamos haciendo lo que más nos gusta, es decir andar por la sierra en Sábado, enfangarnos hasta los ojos en la parte baja de la cañada, cambiarnos como pudimos en los Quejigales, las manos de puro frío no respondían y no había manera de desabrocharse los cordones de las botas y los botones de los pantalones y salir de allí en dirección a nuestro querido bareto de Montellano, que hoy por lo temprano que era, pudimos pillar los famosísimos buñuelos de viento con un chocolate muy caliente que nos devolvió a la vida, aunque el Antonio hubiera preferido el pobre un par de tercios pa un día que no tenía que conducir…
No estamos locos, sabemos lo que queremos, así que damos por buenos los 14 km de ruta en el mini paraíso de la Sierra de las Nieves y sin más y como siempre:


SALUD Y FALSOS LLANOS.  esperábamos qento, que nos castigaba la cara, las manos y lo poco que se puede llevar al descubierto en un d eran las 10:00 horas


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