sábado, 17 de diciembre de 2011

ARCO ENDRINAL - JAULETAS - 17.12.2011





Pues si, no eran las 10:15 horas cuando estos Falsos Llanos nos poníamos en movimiento con la intención de descubrir un pequeño arco aéreo de piedra en la zona del Endrinal y pisar el Jauletas sito en un pequeño macizo casi desconocido para nosotros. Diez, diez verdaderos senderistas cogimos la cuesta a espaldas del puerto del Boyar y nos la merendamos en un plis plas, asomándonos previamente al nevero reformado que hay a la mitad de la pendiente. Mónica, Pepa, Concha, Sole, Antonio, Javier, Jesús, Maxi, Patxi y el que escribe, una vez en el puerto del Endrinal y admirada y fotografiada la pequeña ermita de piedra que hay en este maravilloso lugar, pues nos tropezamos con la valla de piedra que posiblemente sirve para controlar al ganado. Cruzamos por la portilla como personas y no saltando como otras muchas veces y continuamos desviándonos hacia la izquierda en fuerte pendiente hasta estabilizarnos al pie de la pared de rocas. Era cosa ya de poco, pues al momento descubrimos el precioso arco de piedra que íbamos buscando. Fuerte repechito hasta su misma base y a fotografiar a lo loco que los carretes digitales hoy en día son la mar de baratos. Bueno, a seguir palante que teníamos aún que llegar a la casa de Dornajo a tomarnos nuestro segundo desayuno. Efectivamente, una vez en Dornajo, bellísimo paraje y antigua vivienda de familias de serranos, pues ya sabéis, bocatas, cervecitas, etc. Bueno esta vez hubo algún que otro frugívoro más además de nuestro querido Antonio. Foto de recuerdo y a comenzar a bajar por un roquedo interesante, antesala del que nos estaba esperando en la subida del Jauletas. Una vez en la vaguada, pues a comenzar a subir hasta llegar a la pinaleta, con un olor y una luz inigualable, pero que me pregunto yo, ¿a quién se le ocurriría plantar pinos en un sitio tan idílico como este? ¿Fue una apuesta? ¿Le tocó el título al ingeniero de montes en una tómbola? ¿O fueron ganas de fastidiar? Porque vamos, donde estén unos quejigos en condiciones o unas encinas potentes, que es lo que antiguamente abundaba en la zona ¡que se quiten to los pinos del mundo!



Po bueno, po ahí están pa los que queráis pisotear las agujas que tapizan y acidifican el sagrado suelo de esta nuestra más preciada sierra. Seguimos subiendo a la par que un senderillo perfectamente marcado con piedras que nos dejó algo confusos, pues yo al menos no llego a calcular hacia dónde se dirige. Al poco, después de pasar el pico en cuestión que se encontraba a nuestra izquierda según subíamos, nos desviamos hacia la izquierda para comenzar una fuerte trepada por rocas calizas como las que nos gustan a estos verdaderos falsos llanos. Se acabó el senderillo y por donde nos guiaba nuestro instinto montañero, subimos, trepamos y disfrutamos sin límites hasta que llegamos a la cumbre. Esto siempre nos pasa, cuando mejor lo estamos pasando va y se acaba la subida. Bueno, decir también que un par del grupo lo que es disfrutar, disfrutar, pues tampoco, pero bueno, yo sé que en lo más hondo de su ser lo pasan tan bien que de seguro no se pierden ni una más de nuestras excursiones. Decir también que el bautizo de fuego de nuestra querida compañera Sole, fue sobresaliente, trepó y subió como el primero de estos falsos llanos y la cara de felicidad que llevaba nos dio fe de que así era. Pues bien, una vez en la cumbre, el paisaje que nos sirvió de acompañamiento durante nuestro primer almuerzo del día, de verdad, de verdad, que fue insuperable ??? Bocatas, fiambres, panes, vinos, cervezas, licores, chocolates, ah, y también mucha, mucha fruta, pues fueron convenientemente ingeridas por estos senderistas fatigados. Pero la hora de irse llega y aunque el que escribe se hubiera quedado allí hasta el fin de los días, el buen criterio del resto hizo que me levantara muy a mi pesar y cogiera el camino hacia nuestro retorno. De nuevo fuera del roquedo, nos desviamos en dirección al cortijo de las Albarradas, nos equivocamos y seguimos el camino de las cabras de dicho cortijo y por si no habíamos tenido bastante, pues otro poquito de trepar y riscar por las rocas que ya nos quedaba poco. Una vez localizada la pista que sirve de comienzo al Salto del Cabrero pues muy contentos y felices por la jornada vivida, llegamos a los coches que habrían de traernos de vuelta a casa.

Ya en nuestro pueblo lo de siempre, feliz término del día con velada en un bareto cualquiera, cervecitas a discreción para recuperar sales minerales y líquidos perdidos durante la jornada y a comentar los pequeños episodios ocurridos durante la excursión.

Éxito total de nuevo para estos fantásticos Falsos Llanos que consiguen siempre lo que se proponen y disfrutan tanto con el ejercicio físico, como con la naturaleza, como con la buena compañía, que en este grupo siempre está garantizada.

Hasta la próxima en la sierra de Ubrique:

SALUD Y FALSOS LLANOS.



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