sábado, 23 de febrero de 2013

TRES CAÑADAS-ENAMORADOS-ALCAZABA-23.02.2013



Pues si, habíamos quedado el grupo extremo esta semana para hacernos la crestería de la Silla, pero claro, la predicción del tiempo no auguraba un buen día para meternos en uno de esos líos de cresterías, así que a última hora, los verdaderos componentes del grupo extremo, es decir, el Patxi, el Antonio y el que escribe, pues  decidimos que si había que mojarse, pues mejor nos íbamos a la Sierra de las Nieves y a ver si con un poco de suertecilla nos nevaba. Bueno, po carretera palante muy tempranito, con un cielo que no auguraba nada bueno, que si la sierra está hasta los topes de nieve, que no nos van a dejar ni pasar, que si no hay ni una mijita de nieve que vaya tontería, que pa eso nos vamos a otro sitio, que bueno, que vamos a llegarnos a la entrada del parque y ya decidimos. A la altura de Ronda comenzó a llover, qué gracia, otro tironcito y ya estábamos en la entrada de los Quejigales, para nuestra sorpresa ni rastro de nieve, así que parriba par cortijo del mismo nombre, y que venga a llover, y que pa qué nos vamos a bajar del coche con la que está cayendo y con las ráfagas de aire que se suceden, po bueno, po pa qué hemos venío, somos o no somos Falsos Llanos y pa más inri del grupeto extremo, mariquita el último en ponerse las botas. Así que dicho y hecho, no eran las diez y diez de la mañana, cuando botas amarradas a los pies con sus correspondientes polainas y la capa echada por encima, nos pusimos en marcha en dirección a la Cañada del Cuerno, subida clásica al Torrecilla, aunque no estaba en nuestra mente subir hoy al mismo, por haberlo hecho ya muchas veces y por el inapropiado tiempo que teníamos hoy de lluvia y viento.
Una delicia, la muy transitada senda que atraviesa el pinar de repoblación, estaba de barro hasta arriba, el agua circulando por la senda como en un río, la lluvia cayéndote por la cara y el aire cuando se colaba desestabilizándote con peligro de probar el sabor del barro, la verdad es que nos pegamos unos disfrutes que pa nosotros se nos queda. Pero nada, nada, palante y parriba que parecía que nos iban a quitar la montaña los caminantes que iban por delante nuestra, pocos pero había y que por supuesto fueron rebasados por estos Falsos Llanos. A media ladera de la cañada, para variar algo la clásica subida, pues nos desviamos a la izquierda, tomando un senderillo que une la pista que sube a los Pilones con la cañada de las Ánimas, así que a partir de aquí, totalmente solitos y pa nosotros la sierra toa entera, a comenzar ahora sí, a disfrutar de la nieve que comenzaba  a ser cada vez más visible, a fotografiar los hermosos pinsapos de esta zona, cubiertos hoy no de nieve, sino de hielo, rinconcitos de ensueño, luz extraordinaria para nuestras fotos, recordemos que seguíamos con llovizna, con ráfagas fuertes de aire helado, con una neblina que no te dejaba ver tres en un burro, pero que a nosotros nos parecía que era el sueño del senderista, lucha franca con los elementos de la naturaleza, sin amedrentarnos por el cariz que seguía tomando el día y que a ver si termina al menos nevando y conseguimos el éxtasis senderil…


Bueno, pues en un día como el de hoy, con un tiempo como el de hoy, encima  tuvimos el valor de meternos a descubrir una senda, que aunque aparece en los mapas, nadie que sepamos la utiliza y que a ver si la descubrimos y enlazamos con las Ánimas un poco más abajo de donde enlaza la más utilizada. Somos Falsos Llanos, así que pisando por donde mejor pudimos, continuamos avanzando e incluso localizando algún que otro hito perdío, rincones aún más maravillosos, siluetas de pinsapos literalmente congelados, briznas de hierbas y matorral cubierta de hilo fantasmagórico, bueno, bueno, que entre foto y foto, salto y salto y hasta un pequeño refrigerio, aprovechando que parecía que dejaba de lloviznar, pues enlazamos con la cañada de las Ánimas que era nuestro objetivo. Parriba otro poquitín y al nada, el pozo de la nieve entre la espesa bruma apareció dejándonos las retinas impresionadas de belleza, estabilidad y goce de estar allí solitos y con un tiempo amenazador que quitaba las ganas a tor mundo menos a nosotros que sabemos apreciar estos momentos únicos que ofrece la naturaleza y sobre todo una sierra tan potente como la de las Nieves, con sus soberbios quejigos de alta montaña, los cuales congelados también, nos ofrecían sus siluetas severas, nobles y bellísimas, las cuales fueron fotografiadas  miles de veces, trayéndonos en nuestras memorias electrónicas una colección completa de las mismas.



Bueno, y ahora qué, dijimos, pues nada, giramos a la izquierda y nos vamos a los Enamorados y vemos de bajar por una senda que hay por detrás y ya veremos. Así que a seguir echando fotos como posesos, a no parar de andar para no quedarnos pajaritos, a pisar fuerte que por aquí la nieve se estaba endureciendo y helando, que sube y que baja y que ya estamos en la peña. A subir a la cumbre, a fotografiarnos un montón, cuidando que los golpes de viento no nos desestabilizaran y nos tiraran para abajo y de nuevo bajar y decidir que sin track de seguridad y la neblina que hacía, no merecía aventurarnos en busca de una senda que nos podía jugar una mala pasada acercándonos a uno de precipicios que en los días claros se ven desde la Peña de los Enamorados. Así que poyaque estamos aquí arriba, vámonos literalmente al otro extremo de la sierra y subimos la Alcazaba, que hoy el día estaba de peñas. A seguir andando para no congelarnos como los árboles, a seguir ampliando la colección de fotos de espectaculares quejigos helados, a parar para comer y beber algo, que hoy ni nos apetecía de puro frío y sin disfrutar ni ná de nuestra comida, como habitualmente hacemos, a seguir palante para el Puerto de los Pilones, pasarnos el desvío de la alcazaba y que po qué más nos dá, tiramos to tieso por ahí y a enlazar con la cordada que nos llevaría a una de las vistas más singulares del día, esto es, ya en el extremo de la pequeña meseta que forma esta sierra en su parte más alta, las nubes se disipaban algo y nos dejaban ver un horizonte con montañas oscuras, suelos verdes, el mar azul de fondo y nuestros hermosos quejigos blancos de nieve e hielo en un primer plano. Nunca he visto tamaño contraste en el clima como hoy, estando en una montaña helada y vislumbrando a tiro de piedra un paisaje tan hermoso como la azulada costa malagueña al fondo. Po nada, a seguir tirando miles de fotos, a subir a la Alcazaba, de nuevo con fortísimas ráfagas de viento, a bajar y decidir que descenderíamos por la Cañada de las Ánimas en lugar de por la del Cuerno donde habíamos comenzado por la mañana. Así que ya con bastante fatiga, debido a las inclemencias del tiempo, venga otra vez a subir y bajar, seguir pisando nieve, que ni goretex, ni ná, que mis pies iban sintiendo ya cierta humedad y aún no habíamos enlazado con el pozo de nieve, cuya dolina en la cual está, cuando llegamos estaba aún más gris y oscura que por la mañana. Un bocado y un traguito rápido, que ni cuerpo pa comé teníamos ya a estas alturas, así que pa bajo por la cañada, a pasar las dos conexiones del senderillo de por la mañana y continuar bajando y bajando, a terminarse la nieve y comenzar de nuevo el simpático barro, a seguir caminando y medio esquiando en el barro y ya casi anochecido como nos gusta a los auténticos Falsos llanos, llegar de nuevo al coche que nos llevaría primero al bareto de Montellano para reponernos y a casita para la ducha hirviendo y reponedora.


Sin más y hasta la próxima, como siempre:
SALUD Y FALSOS LLANOS.



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