sábado, 8 de diciembre de 2012

CERRO LA FANTASÍA - 08.12.2012



Bueno, pues como ya es habitual, no eran las 10:15 horas, cuando mochilas a las espaldas, nueve fornidos e intrépidos Falsos Llanos, esto es, Paco, Patxi, Antonio, Maxi, Pepe, Concha, Pablo, Lidia y el que escribe, pues con sus botas bien amarradas, cogían la carretera que va del Puerto de la Víbora hacia Cortes de la Frontera y a unos cien metros se desviaban a la derecha, saltando un portón muy fácil y pabajo que la mañana estaba pa andar. Estamos en el mejor bosque mediterráneo conservado, en el inicio del Parque Natural de los Alcornocales, en su extremo norte y ya la vegetación emerge con toda su fuerza y esplendor, dejándonos boquiabiertos los enormes pies de alcornoques y sobre todo, en esta zona, los magníficos ejemplares de Quejigos, con sus troncos tapizados de musgo y polipodios. Éxtasis total para quien como nosotros sabemos apreciar el valor de estas verdaderas joyas naturales, de incalculable valor ecológico y encima poder patear a nuestro gusto la zona, cubiertos literalmente por la exuberante vegetación. Bosque que no nos dejaba ver siquiera el paisaje, riachuelo a nuestra derecha, el cual no debíamos abandonar y caminillos de cabras, nunca ni siquiera sendas, que nos llevaban en zig-zag de un rincón a otro todavía más intenso y bonito. Un riachuelo hubo de ser salvado, un poco crecidillo por las lluvias del día anterior y ni uno solo de estos verdaderos Falsos Llanos, puso un inconveniente, nos embarramos hasta los ojos, nos mojamos las botas, los pies y to lo que llevábamos, pero palante que el día estaba magnífico. Selva, selva era lo que estábamos atravesando y claro al poco pues otra pasada de riachuelo que al igual que anterior puso nuestras habilidades de montañeros en juego y a pasar como mejor supo cada cual. Al otro lado un magnífico ejemplar de quejigo, con sus raíces aflorando en la orilla y enterradas en lo más profundo, nos convenció que era la hora del primer bocadillo de la mañana, hacía casi cinco horas que habíamos desayunado cada uno en su casa, así que bocatas fuera, cervecitas destapadas y vinillos descorchados para realizar mejor la digestión. Comenzamos por primera vez, a partir de aquí a subir un cerrete que nos hizo sudar las bebidas ingeridas y toparribaduntirón, para comenzar a ver algo de paisaje y a nuestro querido pico Pino, encumbrado el pasado curso.
Bueno, pues otro poquitín y enlazamos con una de las numerosas pistas forestales que cruzan el parque, la cual dejamos para coger el camino que nos llevaría cerca del cortijo de la Fantasía. Claro, hubo que saltar alguna vallita, localizamos el cerro de la Fantasía, meta que teníamos programada para el día de hoy, y claro está, fuera camino tonto, campo a través, salto de vallitas de nuevo y un verdadero infierno de arbustos muy bajos, que hubieron de ser franqueados por debajo, agachados cual marines auténticos y como auténticos fuelles quedaron aplastados nuestros riñones de falsos llanos de tanto reptar, gatear y luchar con la maraña de ramas y vegetación de todo tipo. Pero bueno, el piquito en cuestión estaba al alcance de la mano y por supuesto que fue convenientemente colonizado por nuestras respetuosas botas de Falsos Llanos. Balcón inmejorable presentaba la cumbre, no muy alta de este cerro, emblemático hasta por su nombre, y a nuestros pies, montes y montes cubiertos de bosques tan tupidos que te hincha de felicidad el cuerpo, la mente y tu espíritu de montañero. Festín de nuevo como nos gusta, excepto a nuestro querido Antonio, que mientras nosotros damos buena cuenta de nuestros manjares, él se dedica a rodearnos sin parar de andar, con una mandarina en la mano y venga a fotografiar y pasear y pelar mandarinas y más paseos y más fotos y vaya mareo de Antonio con su manía frugívora…
Bueno, embotados nuestros sentidos de tanta belleza y grandiosidad, pues pabajo, que había que volver y alguno no muy acostumbrado a salir con nosotros, pues se ponen algo nerviosillos cuando creen en la posibilidad de que la noche nos coja en la sierra. Así que comenzamos a bajar y trochar para conectar con un itinerario que el portador del gps llevaba, que ni camino ni ná, marañas de arbustos, de ramajes, de pinchos y más pinchos y más arañazos por to los laos, y vengan ramas y venga barro, y vengan pinchos, que cuando no teníamos pinchos que atravesar, pues algunos hasta se quejaban y tó, a estos falsos llanos no hay quién los entienda, se esfuerza uno por hacerles la vida más cómoda y encima te piden más y más caña… Pues caña tuvieron, además de pinchos, cuesta arriba, que todo lo que bajamos por la mañana, aunque fuera por otro camino de retorno diferente, pero la pendiente había de ser subida y las fuerzas de algunos pues comenzaron a llegar al límite y a quejarse de que aunque nos gusten los pinchos, los ramajos y las dificultades, que si podemos acortar un pelín la historia, que mira que se nos va el sol y todo lo demás…

Bueno, se acortó un pelín el camino, volvimos al final, la última parte por donde mismo habíamos venido por la mañana y aún con luz, llegamos sanos y salvos todos los componentes de este grupeto falsos llaneros a los coches ansiados.
Agradecer de nuevo a nuestro Antonio el descubrimiento del bareto de Montellano donde nos pusimos ciegos de cervecitas y carrilladas y patatas fritas y aceitunitas y bacalaitos, y croquetitas y hasta de “sevenap” y gaseosa algunos del grupo que aún no han descubierto las propiedades milagrosas de la malta con lúpulo, cuando uno está to reventao de una excursión como la de hoy.
Agradecer su presencia a miembros que se dejan ver poco, como Paco, nueva incorporación, Concha, Pepe, Lidia y Pablo que han prometido sernos fieles de verdad y no de boquilla y al resto, los habituales, los del grupo extremo, que como nos va la marcha no hay que convencernos, venimos a sufrir a la sierra porque queremos, porque gozamos, porque nos encanta, porque sitios como el de hoy son únicos en Europa y porque lo tenemos en nuestra tierra andaluza, “no ni ná”.

Hasta la próxima y como siempre:
 









SALUD Y FALSOS LLANOS.



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