sábado, 3 de marzo de 2012

CRESTERÍA ALCOJONA-ABANTO-03.03.2012



Como este invierno hemos tenido pocos, senderilmente hablando claro, porque lo que es de lluvias lo tenemos claro, hoy hemos sudado de lo lindo por uno de los sitios menos conocidos de la Sierra de las Nieves: la crestería del Alcojona (1498 m) y el monte Abanto (1505 m).
Pues no eran las 7:30 horas cuando me recogían Antonio y Patxi en mi casita de Mairena y nos poníamos en dirección a nuestro desayuno laxante, que se está convirtiendo ya en una costumbre y que luego será difícil de cortar, ya que estos Falsos llanos siempre han salido desayunados de casa. Bueno, pues después de aligerar convenientemente nuestros vientres, pa Ronda y de allí a la entrada por el sur que tiene nuestra preciosa Sierra de las Nieves. Una vez en el carril de Quejigales y a la altura de la valla, giramos a la derecha en dirección Tolox y a unos dos kilómetros al aparcamiento del pinsapo de la Escalereta. Mochilas a las espaldas y comenzar a andar que la temperatura y el día no podían prometer más. Una ligera humedad en el suelo, de algún chaparroncito caído el día anterior, traía a nuestros olfatos ese olor peculiar a tierra mojada que junto con el olor a pinsapo, muy abundante en la zona, nos inflamó de energías y ganas de patearnos la sierra de un tirón. Fotografiado y abrazado nuestro pinsapo en cuestión por el que siempre abraza a los árboles, o sea el Patxi, pues palante hasta asomarnos a la cuesta de los Pitones, según los mapas del IGN, sitio por donde comenzaríamos la crestería del día. El valle inmenso y soberbio con vistas a Sierra Bermeja y al mar que ya se vislumbraba, nos dejó sin habla, así que a crestear como tanto nos gusta, sortear piedras y más piedras, seguir subiendo anonadados con las espectaculares vistas, pues si a nuestra izquierda ya hemos relatado la inmensidad, a nuestra derecha el extraordinario bosque de la finca de la Nava, salpicado de hermosísimos pinsapos y la serranía de Ronda al frente, pues qué queréis que os diga, que ojalá se pare el mundo en un momento así, que eso es lo que me gustaría ver cuando me llegue el momento. Bueno, bueno, que me paso, al poco la cima del imponente y blanco Alcojona, vestido en sus faldas por un bosque de pinsapos, pues fue colonizado por estos Falsos Llanos que como es habitual se fotografiaron a lo bestia durante el rato que duró la estancia en su cumbre, mientras interpretaban todo lo que veían en el horizonte, que si eso de allí es el Pino, que si lo otro el Simancón, que si el Jarastepar, y por su puesto el Torrecilla, cumbre de esta sierra, y la preciosa Alcazaba reluciendo bellísimamente a nuestro lado.

Bien, pues pabajo, al puerto Capuchino, para subir de nuevo a nuestro segundo piquito del día, el cerro Abanto, éste sí que nos hizo resollar y sudar más de la cuenta, pues la pendiente infernal que tuvimos que superar y el sol bien alto ya nos lo puso un gradito más de la cuenta. Pero nada, al poco su estrecha y alargada cumbre, con una valla altísima haciendo de divisoria, fue también pisada por las respetuosas botas de Antonio, Patxi y el que narra. A saltar la vallita, que no hay valla que se nos resista por muy alta que sea y a enfilar la segunda crestería de hoy, la del Abanto. Ésta, formada por un tipo de roca totalmente distinta a la piedra caliza de la crestería de enfrente, la del Alcojona, supongo que debe existir aquí la unión de dos placas tectónicas o algo así, si no, no se explica tan curioso fenómeno, pues resultó bastante más complicada de patear de lo que nos habíamos imaginado, así que siendo ya las tres y media de la tarde y estando aún a mitad de la misma, muy sensatamente decidimos acortar y girando a nuestra izquierda, a la altura de una portilla en la valla que seguíamos, cogimos un sendero magnífico que había de llevarnos a la falda del Alcojona y a su extraordinario sendero que la recorre. Pero claro, en una mole de roca idónea para nuestro menester, pues a parar y sacar de nuestras mochilas las viandas consabidas que siempre llevan estos Falsos Llanos, hoy regado abundantemente por un Glorioso riojita que aportaba nuestro querido Patxi. Comida superdisfrutona con el paisaje extraordinario que teníamos ante nosotros, la amena conversación y el no querer que se acabe ese momento y que se alargue y alargue, hasta que dieron las cinco de la tarde en el reloj y niño que al final se nos hace de noche aún habiendo recortado, que no tenemos “jartura” de lo que nos gusta…. Al llegar a la cabecera del valle, tuvimos tiempo también de bichear el nacedero del río, que milagrosamente, a pesar de no haber llovido nada este invierno, llevaba un caudalillo de agua cristalina y helada de la que algunos más que otros se hincharon. Y a partir de aquí, tomar el precioso sendero de alta montaña, que a media ladera de la crestería subida por la mañana, nos llevó, no sin hacernos sudar de nuevo de lo lindo, al coche que había de traernos a nuestras casitas.
Como siempre, ingesta de sales minerales en un bareto, esta vez de Mairena, mientras comentábamos las hazañas del día y se programaban mentalmente muchas otras para días venideros. Recordaros que no se os ocurra faltar a la próxima cita de Falsos Llanos dentro de dos semanas y como siempre:

SALUD Y FALSOS LLANOS.





COMENTARIOS A LA ENTRADA:

Gran afición la vuestra y gran arte para narrar las periciepcias montañiles! Ya tenéis un fan más del blog :-D

­Un afectuoso saludo desde Málaga!

david.moreno

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